febrero 18, 2014

¿La próxima convención en el viñedo?


Quería compartir con vosotros un escrito que recientemente me pidió Óscar García de Mice in the cloud referente a mi opinión sobre la vinculación del mundo del vino y la celebración de eventos de enoturismo en las bodegas y los territorios de vino.  

Creo firmemente en esta relación y  me parece que  muchas bodegas debieran dar el salto definitivo hacia este sector, hacer apuestas serias por el MICE. Tienen mucho que ganar. Necesitarán eso sí, formar a su personal y adaptar sus productos al sector de eventos corporativos.  

Pues aquí tenéis algunas reflexiones al respecto, pensad que mi diálogo estaba dirigido a profesionales del turismo y mi objetivo es que vean el enoturismo como algo que va mucho más allá de la cata y la visita a la bodega. Espero que a los profesionales del enoturismo también os dé ideas para generar productos para el segmento corporativo.

 "¡Coge un papel en blanco! Escribe en una línea tu definición de enoturismo. ¿Has respondido "enoturismo es el turismo del vino"? 

Sin duda, se trata de la respuesta más habitual y precisamente en este enfoque, parcialmente erróneo, radica el principal problema para acercar el enoturismo al mundo de los eventos de empresa. 

El enoturismo es, en mi opinión, el turismo en torno a la cultura del vino y la viña.  Si nos centramos en el producto vino exclusivamente, corremos el riesgo de encontrarnos con muchas empresas temerosas de unir su nombre y su actividad al consumo de alcohol. 

Vino y viña 

Si enfocamos hacia la cultura del vino y la viña nos encontraremos un abanico amplísimo de actividades de enoturismo que van a resultar muy fáciles de vincular con los intereses y los objetivos de muchas de nuestras empresas clientes. El vino es familia, es historia, es fiesta, es gastronomía, es dieta mediteránea, es arquitectura, son pueblos de viticultores... La viña es naturaleza, son suelos, climas, microclimas, es la vendimia, son paisajes transformados, es la arquitectura de la piedra seca que labra terrazas, caminos, guardaviñas, es la historia de la filoxera, muerte y reinvención de un sector. 

Y lo más importante, la cultura del vino son personas, hombres y mujeres que siguen defendiendo un estilo de vida casi perdido, que con su trabajo mantienen vivo el sector primario en zonas donde el vino constituye casi el único modo de vida posible o que en otros casos soportan pacientemente el empuje urbanístico, personas que mantienen nuestro pasado mirando al futuro. 

Sector MICE 

Visto así, el enoturismo se muestra poliédrico. Sólo hace falta ser innovador. Podremos aplicar el enfoque verde y de la sostenibilidad; el enfoque de la responsabilidad social de apoyo a un sector primario generador de riqueza en territorios periféricos o que moderniza y relanza cooperativas; el punto de vista cultural que aúna en la mesa, vino, fiesta, la gastronomía más creativa con productos de territorio, kilómetro cero, productos de agricultura biológica, slow food etc. 

Por su parte, el escenario del viñedo se presta a las actividades en grupo y ofrece caminos para el senderismo, para las ginkanas más variadas, los deportes de orientación y naturaleza, el descubrimiento, la historia, el arte etc. 

Uno de los enfoques más desconocidos del enoturismo, muy interesante para el sector MICE, es sin duda el contacto que propicia entre empresas. 

El sector del vino es tan amplio y variado que fácilmente vamos a poder vincular las metas y objetivos del evento de nuestro cliente con  la historia o la cultura de alguna bodega. Hay bodegas que nos hablan de desarrollo tecnológico, de coraje para exportar a todo el mundo, de compromisos con la sostenibilidad, de apuestas en I+D, de cambios generacionales en empresas familiares, de tradición y modernidad, de productos innovadores, de vino y proyectos solidarios etc.  

Nos espera un futuro prometedor, pero antes tenemos que establecer diálogos entre ambos sectores y aprender; nosotros del mundo del vino y las bodegas del sector turismo. ¡Divertido, eh!"

(c) Alicia Estrada, 2014.

 
(c) Alicia Estrada