agosto 12, 2009

- Sobre el Club "Saborear España"

Retomo el tema que Eduardo Serrano dejó planteado con su comentario en este blog, en relación al club de producto “Saborear España”

Este era una tema que tenía guardado en el cajón y me alegro mucho que Eduardo lo haya sacado. No puedo estar más de acuerdo con todo lo que dice al respecto. Quería sumar algo a lo que ya Eduardo ha expresado del tema de la difícil disociación de lo enológico y lo gastronómico.

Cuando leía la información en medios, sobre la creación del Club “Saborear España”, no llegué a entender bien lo que perseguían. Busqué incluso la Nota de prensa y poca luz me aportó. Leyendo este comunicado, me vinieron a la cabeza bastantes dudas, que me gustaría compartir con vosotros.

“España recibió el año pasado, cerca de 6 millones de turistas motivados exclusivamente por la gastronomía”. ¿De dónde han salido estos datos? Realmente me gustaría conocer las fuentes. Reconozco que el “EXCLUSIVAMENTE” que usan, me descoloca. Yo podría pensar que la gastronomía es una motivación importante para los turistas culturales por ejemplo, para los enoturistas sin duda, para algunos de sol y playa pero pensar que en España se movieron 6 millones de personas sólo por motivaciones gastronómicas, me sorprende. Ojalá tuviéramos oportunidad de ver la fuente.

Tema de los promotores de la idea. Sólo por poner algún ejemplo. En la lista nos encontramos con el Ayuntamiento de Valladolid. ¿Qué va a ocurrir a partir de ahora? Nos vamos a encontrar al Ayuntamiento de Peñafiel promocionando la Ruta del Vino y al de Valladolid, promocionando la gastronomía de la provincia? Y con los vascos más de lo mismo. ¿Los vinos de la Rioja Alavesa bajo la bandera de Rutas del vino y las gastronomía vasca por la otra banda? Menos mal que el Ayuntamiento de Lleida va a estar en los dos clubs, igual unifican criterios, aunque sea a nivel interno.

Otro punto: actores que desean implicar en el proyecto. Leo en este apartado que quieren contar con restauradores, DO (quizás no sean de vinos), productores, bodegas ¿bodegas? ¿Qué hacemos? Las sacamos de la Ruta del vino o les damos un 2 x 1, con un buen descuento o...

Objetivos descritos en el proyecto: “la iniciativa pretende transformar este tipo de productos y recursos [gastronómicos] en experiencias turísticas únicas y sumamente especializadas”. La idea es buenísima pero se han olvidado de invitar a operadores turísticos, a hacedores de experiencias, a comercializadores de productos... ¿Dónde están los agentes de viajes o los receptivos o los organizadores de eventos? ¿Quién va a montar producto? -¿los cocineros?, ¿los hoteleros?- ¿Quién los va a vender?

Para el proyecto, se van a destinar 9 millones de euros en tres años y lo que leo es un compendio de buenas intenciones, resumidas en un gran proyecto de promoción y marketing: imagen de España, ampliación del concepto de turismo gastronómico (eso sí, con pocos profesionales del turismo), creación de una marca... No he tenido acceso al documento completo y quizás me confunda (ojalá), pero más de lo mismo, mucho marketing, mucho consultor, la eterna promoción (que está muy bien desde luego, si se acompaña de algo más), poco producto y poca comercialización.
Como decía Eduardo, me hace falta ir de la mano de la enología, del turismo cultural, de.... y a mi también me hacen faltan los profesionales del turismo, haciendo turismo al lado de otros profesionales que cocinan maravillosamente bien pero que seguramente de distribución turística, de ventas en otros mercados, de fam trips, de operadores internacionales y cosas similares, saben lo mismo que yo de cocina de hidrógeno ¿o era nitrógeno? Bueno, cosas modernas que diría mi madre.

(c) Alicia Estrada, 2009

agosto 11, 2009

- Nuevos compañeros para el enoturismo: pesca turística

El pasado 24 de julio, el Consejo de Ministros aprobó un acuerdo para impulsar el turismo sostenible, recreativo e innovador en el medio marino y en el litoral español. Se trataría de dar un empujón al desarrollo turístico de la pesca y todas las actividades vinculadas al trabajo en el mar.

La legislación española parece ser muy proteccionista con la seguridad de los turistas, de ahí que no sea posible embarcarse simplemente a bordo de un barco pesquero por muchas medidas de seguridad que se pongan a bordo. El desarrollo inicial de la “Pesca turística” pasaría por observación de tareas desde una embarcación próxima, demostraciones de pesca hechas a bordo de una embarcación con licencias turísticas y cerca de la costa, excursiones y salidas organizadas a lonjas, salinas, fábricas de conservas, puertos, viejos faros etc.

Sea lo que fuere, me parece una magnífica iniciativa, que puede apoyar el desarrollo local de zonas especialmente duras por las dificultades que día a día surgen para ganarse la vida faenando en la mar y por que además puede ayudar a preservar viejos oficios y patrimonio de todo tipo.
Escribe Xavier Canalis en el artículo en el que he podido leer esta información, que uno de los aspectos más interesantes de este nuevo turismo es su gran relación con la gastronomía, y la enología añado yo. Hacer pesca turística supone un acercamiento privilegiado a los productos locales. Los visitantes podrán degustar los pescados y mariscos recogidos a bordo o comprados en los mercados locales o consumidos en jornadas gastronómicas en los restaurantes de la zona. Y no hay producto del mar que no maride con un vino del territorio.

Soy una convencida de que el desarrollo del Enoturismo (y no me refiero al Enoturismo para especialistas, si no al Enoturismo como turismo cultural) va a tener que ir vinculado en gran medida a la gastronomía y mucho más en un país como el nuestro, donde el vino se vincula a la comida y cuesta introducirlo como copa o aperitivo. De ahí que me parezca tan necesaria la implicación de los restauradores, de los hosteleros, de los comerciantes locales en el desarrollo enoturístico de una zona.

Claro que para que las restauradores y los tenderos (me gusta mucho más esta palabra que “comerciante”) se impliquen en el proyecto enoturístico, no vale con intentar adherirlos a una Ruta del vino y que paguen la cuota, hay que colaborar en su formación, hay que abrir caminos que en muchos casos no conocen y desde luego hay que trabajar por la cohesión de todos los actores de la Ruta. Sólo de esta forma una Ruta del vino pasará de ser un itinerario eslabonado a ser un verdadero producto turístico y lo más importante a ser comercializable.

Si me permitís, yo con mi pragmatismo habitual para los temas de la comercialización os diría que “si no se puede vender, no me interesa el producto”. Dejemos los itinerarios para la administración cuya labor está vinculada a la promoción y nosotros, como empresarios, trabajemos por tener productos vendibles en el mercado turístico. ¡Ah! y si no incluimos en la Ruta a todos los actores, "molt malament" como dicen por aquí.


(c) Alicia Estrada, 2009

agosto 09, 2009

- Algunas cosas que no encuentro en las guías enoturísticas

Hablábamos el otro día de Bodegas de producción y Bodegas-turisticas. Os decía y creo que Pol Fages y Eduardo Serrano, con sus comentarios, también estaban de acuerdo conmigo, en que nos interesan especialmente las primeras para esto del enoturismo, al menos cuando hablamos de turistas culturales que quieren tener un acercamiento a la cultura del vino.

Si yo pudiera decir cómo me gustan las guías de enoturismo ¿qué cosas añadiría que habitualmente no encuentro? Evidentemente es una cuestión muy personal pero aquí os dejo algunos apuntes de elementos que yo echo en falta (entre otras cosas).

Si os parece, empiezo por la que más desearía encontrarme y más a menudo falta. Me refiero a las referencias de paisaje. No necesito descripciones topográficas desde luego pero agradezco una indicación que me aproxime a una bella vista o me acerque al viñedo más hermoso de un territorio. Esto lo descubrí recorriendo los viñedos de Languedoc-Roussillon, al sur de Francia, con una guía de Hachette, pero rara vez lo he vuelto a encontrar. Comentarios del tipo “Desvíese un km al llegar a tal punto, tome la carretera de ... y podrá tener una magnífica visión del viñedo” me valen. Estas indicaciones para mi son simplemente, pequeñas excusas para las emociones más íntimas, un acercamiento estético al vino y al paisaje, especialmente a “mis” paisajes interiores. Lugares de remanso y paz, instantes para las fotografías más bellas y a menudo, momento de silencio compartido (El respeto a la mística de la tierra y el vino)

En este mismo apartado metería las referencias a las formas de arquitectura tradicionales, vinculadas al vino evidentemente y las indicaciones de dónde topar con buenos ejemplos (Bodegas de arquitectura peculiar, construcciones tradicionales, ejemplos de piedra seca etc.)

¿Qué otras cosas me gustaría leer en las guías de enoturismo y que pocas veces encuentro? Pues cambiando de flanco, os comento que me gusta saber sobre las variedades autóctonas de viñedo en la zona. Primero por pura curiosidad y luego porque saberlo, constituye una ocasión estupenda para probarlas in situ. Desde luego, si en un determinado territorio se siguen procesos de elaboración peculiares, también me gustaría saberlo y poder aprovechar mi estancia para pasar de la teoría a la práctica, en el propio escenario. Muchas guías nos hablan de estas historias en la introducción de las rutas, planteándolas como elementos históricos, pero pocas veces se atreven a darnos datos sobre estos vinos y estos viñedos: dónde encontrarlos, bodegas que trabajan con estas variedades etc.

Cuando yo hago enoturismo, evidentemente quiero ver bodegas y museos del vino, paisajes y tierras, pero también quiero catar y saber de vinos de la zona. Por eso me gustan las escasísimas guías que se “mojan” haciendo comentarios sobre bodegas en las que nos recomiendan la compra de vinos. En esta guía que os comentaba anteriormente de Hachette, las rutas se hilvanan pueblo a pueblo, siguiendo un itinerario. En muchas no se cita ninguna bodega, en otros pueblos se hace un sencillo comentario del tipo “Bodega tal: vinos interesantes, hay que seguir la evolución” o bien “Una buena muestra de la viticultura de la zona”. Me vale, pues me da una idea de dónde hacer una parada para la compra. Evidentemente no me hace ninguna falta que me recomienden los “top” de cada región. Hablo de productores locales y menos conocidos pero con buenos productos y ganas de hacer las cosas bien.

Os podéis imaginar que en esta misma línea me encantan las guías que me dan listados de enotecas donde comprar vinos de todo el territorio y restaurante con programas de vino.
Ya sé que es complicado, todo lo que acabo de apuntar. Yo misma he escrito bastantes artículos turísticos y alguna que otra guía, y una cosa es la teoría y otra la práctica pero por dejar aquí unas cuántas ideas, quizás algo sembremos.

(c) Alicia Estrada, 2009

agosto 06, 2009

- Las 10 mejores bodegas del mundo para hacer enoturismo

¿Os apetece visitar las mejores bodegas del mundo para hacer una maravillosa jornada de enoturismo? ¡Os invito! No hagáis maletas, vale con llevar los ojos bien abiertos y el espiritu preparado para las emociones.

Forbes, la famosa revista americana que cada año nos hace conocer la lista de los millonarios mundiales, ha publicado recientemente la lista de las mejores bodegas con oferta enoturística. Veréis que hay bodegas que ofrecen alojamiento, otras restauración y todas evidentemente actividades y visita enoturística. ¿Preparados para el viajecito alrededor del mundo?

Podéis empezar por Portugal y el Hotel da Quinta Do Portal en el Duero.

Para seguir, podéis pensar en el Castello Banfi, en la Toscana, en Italia .

En Francia, en Burdeos, la recomendación es el Château Lynch Bages Médoc

Según Forbes, la mejor propiedad enoturística en España, en La Rioja, es Ysios, la bodega que Santiago Calatrava ha diseñado para el grupo Domecq en Laguardia.

Si viajas por Alemania, la joya enoturística de este país es la Bodega de Peter j. Kuhn en Rheingau (umm,cómo adoro los Riesling de esta bodega)

Para los viajeros en Sudáfrica, la joya de la corona enoturística parece ser la bodega kenforresterwines

Nos cambiamos de continente otra vez y en esta ocasión de la mano de Forbes nos vamos a Sudamérica. Aquí tendríamos que visitar dos bodegas. En el Valle de Colchagua, en Chile, la cita es la Bodega Monteswines y en Mendoza, en Argentina, la gran Bodega que hay que visitar es Fournier

Nos vamos al país de los canguros. La gran joya del enoturismo en Australia es Leeuwin Estate en Margaret River y por último, saltamos a Nueva Zelanda donde nos espera las bodegas de Central Otago

¡Wawww, cuánta sana envidia al escribir este post!.

(c) Alicia Estrada, 2009

agosto 03, 2009

- Bodegas turísticas vs Bodegas de producción

Creo que un día debiéramos hablar de “Guías de Enoturismo”. Reconozco ser muy crítica con este tema y no haber encontrado aún ninguna guía del Enoturismo en nuestro país que me convenza definitivamente. La gran guía de Anaya sigue sin tener mi aprobado. Ya sé que mi opinión no es clave pero supongo que sí será coincidente con la de algunos otros enoviajeros. Y si somos más, alguien nos debiera tener en cuenta.

Por empezar por algún sitio, podemos hablar de las bodegas que aparecen en estas guías. Normalmente los autores de estas guías “vomitan” direcciones y teléfonos de las bodegas para que el viajero entre en la página web de cada establecimiento, valore el interés de la bodega para ser o no visitada y llame a la bodega solicitando hora de visita, etc. Las guías rara vez hablan de los vinos de las bodegas o si los mencionan, se limitan a una mera descripción.

Por supuesto, con tu guía enoturística, puedes conocer las catedrales, iglesias, museos del botijo y acuarios visitables que tiene la zona. ¡¡Como enoturista, lo que a mi me interesa es una valoración de las bodegas y de los recursos vinculados al vino y la gastronomía!! El resto lo puedo encontrar en el material que las oficinas de turismo dan gratuitamente, en las guías generalistas o entrando normalmente en la página web del ayuntamiento que visito, apartado “Turismo”.

Seguiré hablando del tema de las guías enoturísticas en otro post, pero si me permitís me voy a detener en el tema de las bodegas y las guías y dejar mi opinión al respecto, que ya me contaréis si coincide con la vuestra. Yo optaría por crear un “label” o categoría de “Bodega turística” frente a una Bodega entendida desde el punto de vista puramente enológico, de producción, distribución etc.

¿Qué valores tendría que tener una Bodega Turística? Esto merece una reflexión desde luego pero diría que debería contar con las instalaciones, infraestructura, personal y dedicación suficiente para la recepción de visitantes. Una bodega turística además debería tener entre sus objetivos clave –y sigo dando mi opinión- el mantenimiento y difusión de la cultura de la viña y el vino y todo cuanto se relacione con éstos, como paisaje, folklore, tradiciones, costumbres, arquitectura, cultura, fiestas etc.

¿Una bodega industrial donde prima el acero inoxidable y ubicada en un polígono puede llevar el título de “turística”? En mi opinión sí. Seguramente su punto fuerte no podrá ser la arquitectura ni el paisaje pero puede ser una excelente difusora de la cultura del vino y algún día nos podrá sacar al viñedo o nos podrá introducir en el mundo de la cata a la vez que el bodeguero nos habla de sus viejas viñas, de cómo aguantaron los empujes de la filoxera, de los tratos con franceses, de la viña de la abuela, del blanco de malvasía que su madre ponía sobre la mesa todos los domingos a la hora del desayuno. .. y miles de historias más.

¿Una bodega preciosa y maravillosa, con una arquitectura cuidada y exclusiva y la sala de barricas más noble del mundo, puede no ser válida para llevar el título de “bodega turística”. Bien sûr, mon ami!! Su empeño puede ser hacer los mejores vinos del mundo pero no tiene un objetivo preciso de difusión de la cultura del vino y sus instalaciones de acogida por ejemplo, no tienen por qué ser ejemplares. Quizás sea una bodega maravillosa para amantes y apasionados del vino, pero no resulta la mejor opción para el enoturista cultural, por lo tanto habría que matizar su presencia en una guía.

Resumiendo: Creo que en las guías enoturísticas debieran aparecer separadas las bodegas turísticas, de las bodegas a secas, o bodegas industriales o bodegas de producción o como las queramos llamar. Las guías enoturísticas debieran primar a los bodegueros que hacen el esfuerzo de adaptar su producto al mundo del enoturismo y despreciar (literariamente hablando) otro tipo de instalaciones vetadas a la visita libre. No digo que no se citen, especialmente aquellas vinculadas a las grandes marcas del territorio, pero no hay que confundir al viajero. Si una bodega no es visitable turísticamente ¿cuál es el motivo para citarla? Salvo que pueda disfrutarse su arquitectura exterior o el viñedo próximo o el paisaje en el que está enmarcada...
Desde luego es un tema amplio y me gustaría mucho que pudiéramos compartir opiniones. Espero la vuestra.

¡Feliz verano y felices vinos para todos vosotros! Seguiré por aquí.

(C) Alicia Estrada. 2009
(c) Alicia Estrada